En una vida cada vez más inmediata y acelerada, todos nos enfrentamos a situaciones estresantes. Puede ser en el trabajo con informes por terminar, fechas de entrega, clientes… También en nuestro día a día con atascos, prisas, gastos… Lo raro es no sufrir episodios de estrés.
El estrés tiene su origen como una respuesta de nuestro cuerpo a situaciones de peligro. En otras épocas, cuando el ser humano se enfrentaba a más riesgos en el día a día, este impulso te podía salvar la vida. Pero hoy en día, dada lo segura que es la vida moderna, el estrés se ha convertido en un inconveniente. Y es que puede llegar a convertirse en una enfermedad crónica que te deja física y mentalmente exhausto, afecta incluso a la memoria a corto plazo y conlleva graves riesgos cardiovasculares. Afortunadamente, la forma de estrés más común es la aguda o pasajera. Aquella que se produce ante un evento concreto: una reunión importante, un pico de trabajo…
El estrés pasajero suele manifestarse con sensación de ansiedad, aumento de la tensión, humor explosivo, músculos agarrotados, manos y pies fríos, y dolor de cabeza. Todo esto combinado con momentos de cansancio y fatiga, cuando se agota la adrenalina y nos da el bajón.
Si sufres un episodio de estrés pasajero, puedes controlarlo siguiendo estos tres pasos:
Paso 1: Respira
Controlar la respiración regula el oxígeno en sangre y nos da sensación de control sobre nuestro cuerpo. Además, concentrarnos en respirar nos hace enfocarnos y liberar la mente de problemas. Para controlar la respiración:
- Cierra los ojos
- Expira despacio hasta vaciar tus pulmones
- Inspira lentamente sin subir los hombros, hinchando la barriga
- Mantén el aire en tus pulmones 3 segundos y vuelve a expirar despacio
Paso 2: Bloquea, enfoca y construye
Mientras sufres un brote debes bloquear los pensamientos que hacen que empeore. En ese momento tu cabeza no está centrada y pensar en aquello que te estresa solo te hará sentir peor. Busca pensamientos tranquilizantes y controla tu respiración.
Cuando estés calmado, repasa esos pensamientos que te estresan desde una perspectiva positiva y constructiva y analízalos, buscando la causa del estrés y las posibles soluciones.
Si la solución depende de ti, planifica la forma de lograrlo. Seguir un plan elimina gran parte de la incertidumbre, que resulta estresante.
Si la solución no depende de ti, busca consuelo en haber hecho todo lo que está en tu mano y centra tus esfuerzos en algo en lo que si tengas influencia.
Paso 3: Haz ejercicio
El ejercicio nos devuelve la sensación de control sobre nuestro cuerpo, mantiene nuestra mente ocupada y concentrada en una actividad, nos hace alcanzar metas y libera endorfinas que mejoran nuestro estado de ánimo.
Por todo ello resulta ideal para luchar contra el estrés pasajero.
Por último, un profesional de la salud mental puede ayudarte a manejar el estrés si no consigues revertir la situación tu sola. Y también existen productos que te pueden ayudar, como Astenolit Dinamic: que contiene vitaminas del grupo B (B6 y B12) y magnesio, que ayudan a disminuir el cansancio y la fatiga, carnitina, zinc e inositol, rodiola que contribuye al rendimiento físico y mental y eleuterococo, que favorece el estado de alerta y la concentración.
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